En las últimas semanas varios compañeros hemos tenido un debate interesante sobre cómo afrontar con eficacia la solución a los distintos detalles constructivos de una obra de construcción, y llegamos a algunas conclusiones que me gustaría compartir con vosotros.
Analizando la casuística del sector, hicimos hincapié en la variedad de materiales utilizados en la construcción y las formas en las que los integramos con el resto de los elementos.
Variedad de materiales en la construcción
Si algo caracteriza al sector es la gran cantidad de materiales diferentes que incorpora. Cada año surgen nuevos materiales o transformaciones de otros ya existentes que se incorporan al mercado, principalmente en acabados, aunque también en otros elementos de obra como soportes o estructuras.
Por la propia naturaleza de los materiales, sus propiedades son distintas y se comportan de manera diferente frente a los ciclos estacionales, cambios de temperatura o el simple paso del tiempo.
Uno de los principales problemas estéticos en la postventa de una obra es la distinta dilatación entre materiales, generando fisuras de retracción o movimiento diferencial que casi siempre generan reclamaciones de los usuarios.
Integración de los materiales en obra
Además de lo expuesto, la forma en que dichos materiales se incorporan en obra se podría clasificar en dos familias:
- Elementos artesanales. Son aquellos que ejecutamos con los materiales «in situ», con ninguno o muy pocos tratamientos previos por parte de la industria. En esta familia se encuentran hormigones frescos, yesos, morteros, tabiques secos o húmedos, aplacados y solados, etc…
- Elementos industriales. Son elementos cuyos materiales han sido previamente manipulados por la industria, con tolerancias de ejecución mínimas y cuya incorporación en obra está más cerca de un ensamblaje equiparable a cualquier cadena de producción fabril. Actúan de líneas maestras de referencia del resto de elementos de obra. En esta familia tenemos carpinterías, sistemas industrializados (baños, fachadas, cocinas, u otros modelos 3D o 2D), perfiles laminados, etc..
Vale, pero volvamos al título del post …
¿Qué tengo que hacer para definir un buen detalle constructivo de obra e integrar los distintos materiales y procesos sin asumir demasiados riesgos?
Ahí va … la respuesta es … premarcos y “esconde-juntas”
Me explico …
TIP 1. Los elementos artesanales que entesten contra elementos industriales deben llevar un premarco o plantilla.
Con este criterio garantizamos tres cosas:
- El premarco nos sirve de linea maestra contra la que entestar el elemento artesanal, garantizando las tolerancias que requieren los futuros elementos industriales a instalar.
- Nos permite avanzar la obra artesanal al mismo tiempo que se fabrica el elemento industrial (producción en paralelo), mejorando tiempos de ejecución.
- Nos permite incorporar el elemento industrial de acabado con la obra artesanal terminada, evitando riesgos de golpes, ralladuras, etc… , que provocan los oficios artesanales a los elementos de acabado.
TIP 2. Toda unión de materiales de distinta naturaleza debe llevar un «esconde-juntas» que oculte la posible fisuración.
Y ojo, que digo esconde-juntas y no solamente tapajuntas porque se puede resolver con detalles como cambiar el plano de encuentro entre materiales, generar un oscuro o retranqueo, etc.… que esconda la posible fisura que se generará de tal forma que no sea visible por el usuario.
Los tapajuntas, comúnmente utilizados en carpinterías, suelen ser la solución de mercado más ampliamente utilizada.
¿Y tú qué opinas? ¿eres más de tapajuntas o de esconde-juntas?
NOTA: La utilización de sellados con siliconas o masillas de poliuretano que no sean para evitar la entrada de agua no es recomendable como solución de encuentros entre materiales por tres motivos:
1. Suele ser una improvisación cuando no se ha pensado bien el detalle constructivo. Primero pensar y luego proyectar-ejecutar.
2. Su acabado estético depende de la pericia del profesional que hace el cordón y suele no gustar al usuario final.
3. Requieren de mantenimientos periódicos ya que envejecen mal con el tiempo, retienen suciedad, cambian de tono, se rigidizan y fisuran al final de su vida útil.
Me gusta la idea del uso de precercos porque evita que se dañen los elementos que se incoprporan a la obra terminada, y además aceleran el tiempo de acabado de las mismas.
No me parece tan adecuado el uso de «esconde-juntas» porque intenta esconder una fisura entre planos diferentes, que de todas formas se va a producir y a la larga de notará. Prefiero que se resalte ese encuentro y se incorpore al diseño de elemento constructivo. Siendo que de todas formas se va a ver, pues démosle protagonismo.
Felicitaciones por el blog!!
Gracias Loles !! Por lo que leo eres partidaria de los tapajuntas, que son una fantástica solución.